Nudes
Ilustración de @lenny_maya
Sexo

Hombres nos dan sus mejores consejos para tomarse nudes

Ya casi nadie quiere ver la típica foto del pene en la mano. Hay mucho más que eso.

¿En qué espacios vemos cuerpos desnudos de hombres? Me viene a la mente el porno, las estatuas en los museos —aunque no lo crean, una vez vi a un hombre taparle los ojos a su esposa para evitar que observara una réplica del David de Miguel Ángel— y, tal vez, los cuerpos de algunas celebridades o modelos, trabajados y retocados minuciosamente, en las revistas.

A los hombres —o personas trans masculinas—  promedio no les conocemos retratos del cuerpo, y lo que usualmente recibimos cuando sexteamos con ellos, particularmente de hombres cisheterosexuales, es una foto de su pene en primer plano. (Recuerden siempre enviar nudes con consentimiento: existen pocas experiencias peores que estar desayunando y toparte con un pene no solicitado en tus mensajes privados).

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Hay a quienes les prenden las dickpics, es cierto, pero muuuchas otras personas prefieren la intriga, esa sugestión que ofrece una foto del torso, la espalda, una imagen sombreada donde apenas se vislumbra el boxer, o bien, una erección con contexto, la reafirmación de que está atada a un cuerpo, a una persona.

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Foto por Fernanda Lattuada, cedida por Carlos, 25

Cuando cogemos no solemos descubrir los genitales desde el inicio; el juego suele comprender una secuencia de pausas, miradas, faje con ropa, besos en calzones, hasta ir, poco a poco, ascendiendo en intensidad. ¿Por qué no explorar este ritmo también en el plano digital?

¿Qué nudes existen más allá de la típica dickpic? ¿Cómo empezar a erotizar cuerpos masculinos que se salen del canon tradicional de belleza? ¿Las nudes tienen siempre el propósito de prender a otra persona o pueden ser un ejercicio para uno mismo?

Algunos hombres me contaron sus experiencias tomándose nudes —uno de ellos ha impartido talleres de nudes a otros hombres—, qué han aprendido en el camino del autorretrato y nos comparten ejercicios prácticos para tomar nudes más creativas.

Imanol, 25: Por mucho tiempo sentí que sextear y mandar nudes era algo que hacía la gente como consolación al no poder coger, o las parejas que vivían en ciudades distintas. Y así lo descubrí por primera vez: mi pareja estuvo varios meses de viaje y gracias a eso pensé en tomarme nudes, sexteamos y nos mandamos videos masturbándonos y estuvo muy chido, pero en cuanto regresó de viaje lo dejamos de hacer. Después de eso no lo repetimos en mucho tiempo, sentía que era innecesario porque mi pareja había regresado y, aunque teníamos una relación abierta y podría haber sexteado con más gente si hubiera querido, no me tomaba ni mandaba nudes.

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Foto por Fernanda Lattuada, cedida por Carlos, 25

Creo que no sabía cómo tomarlas. No sabía qué cara poner, qué ángulo usar, desde dónde tomar la foto, qué se viera y qué no, y la mayoría de referentes de cuerpos erotizados masculinos eran un ideal que yo no encarnaba. Luego fue la pandemia y me explotó la tacha de las nudes. De repente lo entendí. Tal vez el encierro o estar muy horny todo el tiempo, pero en la cuarentena empecé a tomarme nudes y a intercambiarlas con amistades —y no siempre para sextear—, a veces solo para apreciar nuestros cuerpos. Esto me ayudó a quitarme complejos sobre mi físico y a divertirme mucho. 

Rodolfo, 43: A mi chica y a otra chica que conozco les gusta que les mande fotos de mis piernas peludas, pero en tacones. Si se ve el paquete o no, eso es extra, jaja.

Hice teatro hace muchos años, alguna vez actué "de mujer" y tengo muchos amigos gays que hacen drag. Uno me regaló sus tacones y siempre me parecieron muy bonitos por un lado y un reto dominarlos por el otro. Compré un par más y en un Halloween me disfracé de femme fatale, ahí descubrí que hay mujeres a las que les gusta ver hombres heterosexuales en tacones. Y, por mi parte, me da placer experimentar esa expresión distinta a la tradicional.

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Foto por Fernanda Lattuada, cedida por Carlos, 25

Carlos, 25: Empecé un vínculo con una chica en medio de la pandemia, entonces vernos era prácticamente imposible, todo era a través de la interacción virtual y el sexting, y a partir de ella me empezó a interesar la fotografía. No tenía referentes de nudes de hombres más allá de la dickpic, así que empecé a investigar sobre composición, qué poses me gustan, etc. Más tarde decidí abrir un taller virtual para hombres en donde exploráramos otras formas de erotizar nuestro cuerpo y tomarnos nudes.

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Yo tengo formación de psicólogo, entonces en el proyecto también trabajamos con identidades masculinas y el erotismo. Revisamos cómo se ha construido la imagen del cuerpo masculino, desde los estándares de belleza hegemónicos que tienen su origen en occidente, en Grecia, cuál es la importancia política del cuerpo, y cómo lo erótico está ligado al deseo y al placer, pero no está restringido a lo sexual. Incluso dentro de lo sexual la idea es ir más allá de la genitalia, porque todo nuestro cuerpo es sensible y capaz de experimentar placer. Pienso que vale la pena retratar todos los cuerpos.

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Foto por Fernanda Lattuada, cedida por Carlos, 25

El objetivo de esta exploración es transitar hacia formas más dignas de habitarnos y relacionarnos con otras personas. También es una forma de crear comunidad y amistad entre hombres desde una mirada íntima y de acompañamiento.

Yo les dejaba 4 tareas prácticas: la primera es una nude donde el centro de la foto fuera una parte del cuerpo que les sea favorita; en la segunda, el centro es una parte del cuerpo que consideremos menos preferida; la tercera es en una pose que sea considerada culturalmente femenina; y la última es intentar replicar una pieza visual que les guste, sea una película o una fotografía. Una extra es hacer una lista de las partes que te gustan de tu cuerpo. 

He descubierto que hay dolores que son compartidos entre hombres. Podemos trazar cuándo fue que nos empezamos a sentir incómodos con nuestro cuerpo, usualmente es en primaria o secundaria, cuando nos hacemos más conscientes de la socialización masculina y lo que se espera de nosotros, por ejemplo, poder, virilidad y fuerza. Los estándares de belleza masculinos, que quizás no han sido objeto de crítica tan fuerte como lo son con las mujeres o cuerpos feminizados, igual están presentes y nos lastiman, y nos hacen sentir insuficientes cuando no encajamos en ellos. 

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Israel, 37: La verdad es que las primeras nudes que me tomé fueron la típica dickpic, casi como el meme de la rata en la mano. Eventualmente me di cuenta de dos cosas: está de hueva, porque de inmediato excluye cualquier tipo de seducción y de inmediato genitaliza, y dos, que no tenía erotizada ninguna otra parte de mi cuerpo.

Empecé a preguntarles a morras qué les gustaría que les mandara, y las respuestas eran muy variadas, pero todas tenían que ver con el “ritmo”, es decir, que fuera poco a poco y no todo fuera tan explícito y frontal. 

Me es difícil, no me siento nada sexy fuera de la genitalia porque siento que no tengo el cuerpo para hacerlo, la dickpic es “segura” por algo: simboliza la culminación de la sexualidad masculina, según los parámetros, pienso que centrar todo en el pene es una herencia cultural del porno, que todo se trata de penetrar y venirse.

Danush, 31: Las primeras que me tomé fueron a petición de un ligue, aprendí a prueba y error que las que más gustan son las de torso desnudo. Me sentía ridículo tomándomelas. Con el tiempo dejé de sentir eso, me sentí más cómodo con sexualizarme a través de la cámara, con saber qué ángulos me favorecen, etc.

Y de hecho esta semana le reseñé a un amigo sus nudes. Y tenía el mismo problema que yo tuve: también le era difícil imaginar buenas nudes para nosotros, sobre todo si no estamos mamadísimos. Los vatos no vivimos las inseguridades físicas de manera tan constante como las mujeres, pero definitivamente existen. Y en general (tomarse nudes) es una bonita experiencia. Reflexiva. Pero sí te puede provocar momentos de dismorfia corporal.