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Ilustración por Lenny Maya
Comida

Me autolesiono para no comer: la realidad de vivir con sadorexia

La sadorexia es un trastorno alimenticio poco conocido que se caracteriza por agregar la autolesión a la anorexia y/o bulimia.

Artículo fue creado en alianza con Doctoranytime

“La anorexia se convirtió en mi única amiga desde que tenía 15 años, realmente nunca quise pedir ayuda y muy pocas personas sabían que tenía esto que le llaman trastorno. Sin embargo, la situación empeoró hace seis meses cuando mi mamá se dio cuenta de que yo sentía una frustración tremenda cada que me daba hambre o cada que consumía un poco de alimento, por lo que terminaba lastimándome”. Así es como me describe su situación María en las terapias que hemos tenido desde hace unos meses. 

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“¿Alguna vez has sentido que quieres comer, pero no debes hacerlo? Entonces, esas ganas de ingerir cualquier cosa se hacen más grandes. Es entonces cuando decido castigarme, es la única forma en la que puedo lograr que mi estómago deje de gruñir. Con un poco de dolor el hambre se va y me deja tranquila”, me cuenta Diana, una de las primeras pacientes en llegar a mi consultorio con un problema de sadorexia.

 Tanto María como Diana padecen de un trastorno que hasta la fecha ha sido muy poco conocido e investigado, llamado sadorexia. Este es un trastorno alimenticio de segunda generación que se define porque las personas que lo padecen sufren de anorexia y/o bulimia y presentan, además, conductas autolesivas para evitar o castigar los “excesos” en la alimentación.

Yo misma como profesional de la salud enfocada en pacientes con trastornos alimenticios, no conocía el trastorno de la sadorexia hasta hace unos meses. No es tan común como la anorexia o bulimia, pero es igual de peligroso.

Los trastornos alimenticios son atravesados por diferentes razones, entre las cuales está la noción de la “perfección de la delgadez”, es decir, poder presentar un cuerpo “bello” y “estético” de acuerdo con los asumidos estándares culturales de belleza. También se pueden presentar como síntomas de algún trastorno de salud mental como la ansiedad.

 Ya ha pasado un año desde que comenzó la pandemia, el encierro ha traído consigo bastantes perturbaciones psicológicas que van desde ataques de pánico, trastornos de ansiedad y depresión, hasta exacerbaciones de problemas alimenticios como lo es la sadorexia; que implica volcar aún más agresividad y violencia contra uno mismo para evitar la acción de comer, aunque sea en porciones mínimas.

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“Cuando me autolesiono lo hago para cambiar mi hambre por dolor físico, ayudándome a evitar la sensación de comer” me dice Diana, “de esta manera descubrí que lastimarme servía como castigo por no resistir el hambre, además de dañar la parte del cuerpo que no me gustaba, como mis piernas y abdomen”, continúa. No hay una sola causa que pueda generar que una persona desarrolle sadorexia en algún momento de su vida. Esto depende de cada caso, pero las razones más comunes son no estar conforme con el cuerpo, experimentar discriminación o, en general, no sentirse conforme con la vida.

“Cuando me autolesiono lo hago para cambiar mi hambre por dolor físico, ayudándome a evitar la sensación de comer”

“Comencé a cortarme cuando mi novio me dijo que no le gustaban las gordas” me dice María al relatarme como empezó a autolesionarse. “Después de hacer dietas extremas y usar laxantes casi a diario, me sentía culpable por comer, aunque fuera una barra de cereal. Empecé a comer cada vez menos, pero cuando quería obligarme a no sentir hambre, me cortaba las piernas. Esto lograba distraerme de esa culpa por no tener el cuerpo que quería. Todos empezaban a decirme que me veía bien con esos kilos menos, pero nadie sabía lo que tenía que hacer para lograrlo”.

Por su parte, Diana me cuenta cómo su pérdida de peso puso en alerta a su familia: “Al  principio no se daban cuenta, pero cuando empecé a verme “desnutrida”, empezaron a poner más atención al hecho que no comía en casi todo el día. Yo les decía que era parte de una dieta nueva o que comía muy temprano por la mañana. Poco a poco, se dieron cuenta que esto era mentira y mi pérdida de peso pasó de ser elogiada a preocupante”.

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Tal y como lo dicen María y Diana, los pacientes que sufren sadorexia cuentan con patrones muy similares, los principales son una mala relación con la comida. Es decir, ven el alimento como el factor principal de engordar, en vez de percibirlo como una forma de nutrir al cuerpo. Por lo tanto, una persona con un trastorno alimenticio ve la comida como un enemigo, sin importar si este es saludable o no.

Como cualquier trastorno alimenticio, los riesgos que se presentan se hacen visibles en la salud, tanto física como mental. Estos riesgos se ven aumentados exponencialmente por las autolesiones que se generan. Algunos de ellos son anemia y desnutrición, escasez muscular, baja presión arterial, ausencia del periodo menstrual (amenorrea), problemas gastrointestinales, mareo, dolor de cabeza, alteración del deseo sexual, infecciones graves y cicatrización lenta, entre otras tantas.

“Poco a poco, se dieron cuenta que esto era mentira y mi pérdida de peso pasó de ser elogiada a preocupante”.

En conjunto con las autolesiones, otros signos que revelan indicios de desorden o que pueden ser disparadores de la misma son, desde lo psicológico; el adelgazamiento de la autoestima, la dificultad para socializar, inestabilidad emocional, mentir sobre las cantidades de comida ingerida. Desde lo físico, la sadorexia pone en evidencia una pérdida excesiva y rápida de peso, así como presencia de edemas e inflamaciones.

Recuperarse de un trastorno alimenticio no es tarea fácil. Requiere de diferentes pasos por parte de quien lo sufre y también aceptación y apoyo por sus familiares. “Cuando empecé a ir a terapia, no aceptaba que lo que hacía estaba mal, yo lo veía como una forma de llegar a verme como yo quería. Pero cuando acepté que tenía un problema, la recuperación fue más fácil”. dice Diana, una mujer a quien un percibido imaginario de cuerpo, y los desafortunados comentarios de otros sobre el mismo, la llevaron a sufrir un desorden alimenticio severo.

Para que haya una importante recuperación de estos trastornos no es solo necesaria la terapia y voluntad individual, –sobre todo de mujeres quienes son las que lo padecen en su mayoría– sino de transformaciones más consistentes y amplias en la manera en que nos acercamos a nuestros propios cuerpos y a los de los otros. Cada cuerpo es distinto y bello a su manera y es clave, simplemente abstenerse de entregar juicios o comentarios por más bienintencionados o amables que parezcan, pues en silencio y en la intimidad son otros los rigores que ejercemos sobre el cuerpo. Después, buscar ayuda es clave.

 Los nombres de las mujeres presentadas en este artículo han sido cambiados.

 Este texto fue creado en alianza con doctoranytime, una red de contenidos de corte médico, en ella contamos con la colaboración de Mariela Arenas González, psicóloga egresada en 2015 del Claustro Sor Juana, en CDMX. También cuenta con una maestría en Teoría Psicoanalítica concluida en 2019 y cinco años de experiencia en consulta. Se especializa en terapia psicoanalítica y psicoterapia breve.